En setiembre de 2019, previo a la pandemia por COVID-19, el Harefuah Medical Journal de la Israel Medicine Association publicó una reseña favorable de un libro sobre los mitos acerca de las vacunas. Los autores de la reseña eran los criminólogos Natti Ronel y Eti Elisha. Los autores del libro permanecen en el anonimato. Se ven obligados a ocultarse para evitar los ataques ad hominem, método muy eficaz para desacreditar a quienes se atreven a cuestionarlas. Ahora bien, ¿cómo se puede determinar si el libro es un esfuerzo serio de científicos reputados? La respuesta es muy sencilla: comprobar las referencias del texto y los razonamientos realizados con ellas. En este caso, las fuentes de información son exclusivamente los fabricantes de vacunas, los reguladores, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y publicaciones acreditadas en revistas especializadas.
Originalmente escrito en hebreo y luego traducido al inglés, el texto se complementa con un archivo digital que reúne las 1200 referencias que sustentan con rigor la investigación y disponible en un enlace público para facilitar el acceso directo a todas ellas. Cada capítulo del libro presenta una introducción, un desarrollo y un resumen, que lo hacen muy fácil de seguir.
En 2022, la organización Children’s Health Defense posteó una nota sobre el libro. Recientemente, la Dra. Teresa Forcades hizo una presentación sobre él. Y a continuación, luego de una detenida lectura, destacamos varios conceptos desarrollados en el texto de casi quinientas páginas.
Tortugas hasta el fondo
“Turtles all the way down: Vaccine Science and Myth” es el título del libro en su versión en inglés, lo que podemos traducir como “Tortugas hasta el fondo: ciencia de las vacunas y mito” con una ilustración de su portada bien gráfica. Refiere a la anécdota según la cual una anciana, tras escuchar la explicación de un astrónomo sobre la Tierra y su lugar en el sistema solar, lo corrige y le explica que la Tierra está sostenida por cuatro elefantes muy grandes parados sobre el caparazón de una tortuga. Al preguntar el astrónomo “Pero, ¿qué sustenta la tortuga?”, la mujer responde con seguridad “¡Una tortuga aún más grande! Ya ves, ¡son tortugas hasta abajo del todo!” Y esta historia muestra cómo un mito puede sustituir con otra lógica a la de la explicación científica.
En el libro se describen las pruebas realizadas a las vacunas y en particular se investigan los placebos utilizados en los ensayos clínicos. Explica que todas y cada una de las vacunas pediátricas fueron testeadas en ensayos clínicos frente a otra vacuna con una tasa similar de efectos secundarios. A veces se utilizó la vacuna en uso porque «Cuando se prueba una vacuna de nueva generación, no es ético no administrar la vacuna actual al grupo de control«. Si no existía una generación anterior de la misma vacuna, se utilizó otra vacuna cualquiera o una combinación de varias. A veces se usó como placebo la vacuna sin el antígeno, es decir, sólo sus excipientes. Pero siempre con placebo no inerte. Ninguna fue probada contra un verdadero placebo, un compuesto neutro sin efectos secundarios significativos porque «No es ético no administrar otra vacuna al grupo de control«.
Los diseñadores de los ensayos clínicos utilizan esta técnica para encubrir la alta tasa de eventos adversos que se esperan con cada nueva vacuna. Por tanto, la nueva vacuna se declara “segura” y sus efectos secundarios “normales”, ya que no superan sustancialmente los de la otra vacuna usada como placebo. Cuando se prueba la seguridad de cada nueva vacuna infantil frente a otra vacuna, que a su vez fue probada frente a otra vacuna, que a su vez fue probada frente a otra vacuna, son tortugas hasta el final.
El uso de esta metodología intencionalmente defectuosa significa que todas las vacunas recibieron la aprobación de la Food and Drug Administration (FDA) y la European Medicine Agency (EMA) sin una verdadera medición de la magnitud real de sus eventos adversos. En su afán por ocultar la verdadera tasa de eventos adversos de las vacunas, los fabricantes recurren a una metodología de ensayo que viola el código de ética de la investigación médica (la Declaración de Helsinki). Todo ha sido llevado a cabo por profesionales médicos pagados por los fabricantes de vacunas y aprobado por las agencias reguladoras de Estados Unidos y Europa.
Vacuna por vacuna se detalla en la siguiente tabla la información disponible sobre los ensayos a los que fueron sometidas, y en particular, el placebo utilizado en los grupos de control de acuerdo a las normas de los Centers for Desease Control (CDC).
Sistemas de reporte de los efectos adversos
El libro aborda los sistemas de registro de efectos adversos. Debido a un importante subregistro, estos sistemas no pueden cumplir con su misión formal de seguimiento poscomercialización de la seguridad de las vacunas. No pueden medir ni proporcionar información significativa sobre el verdadero alcance de los efectos secundarios de cualquier vacuna. Y los reguladores, plenamente conscientes de las graves limitaciones de los sistemas de información, financian y publican estadísticas y estudios de seguridad basados en datos deficientes para reforzar en el público una falsa percepción de la seguridad de las vacunas. E ignoran iniciativas destinadas a mejorar la precisión y la integridad de los informes, como sería, en primer lugar, el considerar como acto médico a la vacunación para evitar la automedicación con vacunas por la población que acude a los vacunatorios. Y en segundo lugar, su registro en la historia clínica como mandata la ley para todos los actos médicos, en lugar de un registro independiente, lo cual conspira contra la transparencia de la información y favorece el negacionismo de los efectos adversos.
Experimentación vs especulación (alias estimación)
La epidemiología es una rama de la ciencia médica que estudia las enfermedades a nivel poblacional más que a nivel individual. Los epidemiólogos dependen de la recopilación de datos y su procesamiento mediante software de análisis estadístico. No trabajan con pacientes sino con computadoras. Si bien la epidemiología puede demostrar una correlación estadística, no puede proporcionar información sobre el mecanismo fisiológico por el cual A causa B (vínculo causal). La forma en que una vacuna afecta al individuo es dominio de las ciencias biológicas. La epidemiología no puede predecir si un individuo en particular contraerá una determinada enfermedad, ni puede probar que un factor en particular fue o no la causa de la enfermedad de ese individuo. Como sólo se ocupa de correlaciones estadísticas, no puede refutar los resultados de estudios fisiológicos. La investigación epidemiológica y la fisiológica se complementan entre sí. Cada una tiene sus propias ventajas, desventajas y usos.
Las autoridades sanitarias de todo el mundo explotan el mito de “la ciencia de las vacunas” para inducir a recibirlas como agua bendita funcional al dogma de que “salvan vidas”. Pero la investigación objetiva y el análisis crítico de las fuentes oficiales permiten concluir que lejos de garantizar lo que prometen, encubren severos fallos (por no decir fraude) e inducen engañosamente a tomar decisiones con consecuencias irreversibles.
El retroceso de las enfermedades transmisibles
La mayoría de las enfermedades transmisibles comenzaron a retroceder previo a la introducción de la vacuna correspondiente. Existe consenso académico en cuanto a que las mejoras en el saneamiento, agua corriente, higiene, nivel de vida y nutrición, impulsaron ese retroceso. Un factor que contribuyó a mejorar la limpieza de las zonas urbanas fue la desaparición gradual de los caballos de las ciudades. En el siglo XIX, los caballos eran el principal medio de transporte y sus excrementos constituían un grave problema de salud porque proporcionan un sustrato fértil para el crecimiento de la bacteria del tétanos.
La historia del tifus ejemplifica el papel que jugó la higiene personal en la reducción de la morbilidad. El tifus, una enfermedad altamente contagiosa y mortal, ha estado históricamente vinculada a la pobreza y las condiciones insalubres. Brotaba en las prisiones, en los ejércitos durante la guerra, durante períodos de hambruna y sequía, etc.
La peste negra que diezmó a Europa en el medioevo, desapareció sin vacuna alguna.
El misterio de la polio
El libro dedica un capítulo entero a la polio, al desarrollo de las dos vacunas (la inyectable de Salk y la oral de Sabin) y a su impacto en el mundo entero.
Según el relato oficial, la polio es causada por el poliovirus, perteneciente a la familia de los enterovirus. El poliovirus ingresa por la boca y llega al intestino. A veces pasa al torrente sanguíneo y, en algunos casos, alcanza el sistema nervioso central, produciendo la parálisis flácida aguda (PFA). Escasas veces los músculos del sistema respiratorio también resultan dañados y el paciente puede morir por asfixia. No todas las personas infectadas con poliovirus sufren parálisis. La mayoría ni siquiera enferma, mientras que otros pueden contraer una enfermedad parecida a la gripe. Sólo unas pocas infecciones resultan en parálisis y algunas de ellas se recuperan espontáneamente. El virus se excreta en las heces después del contagio y por tanto su transmisión es fecal-oral. El poliovirus afecta sólo a la especie humana, único huésped natural, desde hace miles de años.
Sin embargo décadas de investigaciones no lograron respuestas sólidas a preguntas básicas, como por ejemplo: ¿por qué no es posible infectar a los animales de laboratorio por vía oral, la misma a través de la cual supuestamente se infectan los humanos?
Si bien la polio casi desapareció del planeta, la PFA aumentó considerablemente con la aplicación masiva de las vacunas antipoliomielíticas. ¿Cambio de nombre para una enfermedad?
Hay una hipótesis diferente sobre la causa de los efectos neurológicos atribuidos a la polio: la exposición a pesticidas. Mientras los niños de las áreas rurales eran diagnosticados con polio los animales domésticos también eran afectados por la misma parálisis, a pesar de que el humano es el único huésped del poliovirus. Los pesticidas explican los brotes que ocurrían durante las cosechas del verano. Las aplicaciones de DDT (plaguicida usado para combatir el mosquito que transmite la malaria) coincide con los brotes de la polio.
El último caso de polio registrado en Uruguay fue en 1981. La vacuna se impuso obligatoria en 1982. De modo que es falso atribuir a la vacunación obligatoria su erradicación del país.
Las vacunas disponibles en Uruguay
La información que brinda nuestro Ministerio de Salud Pública (MSP) sobre las vacunas está publicada en su sitio web y consta únicamente de los prospectos provistos por los fabricantes. Falta información sobre los ensayos a los que fueron sometidas.
Como informáramos en una publicación anterior, la mayoría de las vacunas distribuidas por nuestro MSP ni siquiera están registradas en los reguladores internacionales como la FDA y la EMA. Por lo tanto son aún más inciertas sus condiciones de seguridad y eficacia, en base a las cuales habrían sido habilitadas. Y hemos detectado que los prospectos provistos por el MSP para las mismas marcas de vacunas disponibles en Europa o Estados Unidos, contienen menos información que los divulgados por la FDA y la EMA.
“Si se testeara la seguridad de las sillas infantiles para auto de la misma manera que las vacunas pediátricas, y si los niños resultaran heridos o murieran a causa de una silla para auto sin razón aparente, los padres seguramente pensarían dos veces antes de poner a sus hijos en ellas.”