
En Uruguay, cada trabajador está obligado a someterse a una extorsión para ejercer su derecho al trabajo, convirtiendo un derecho constitucional en un privilegio condicionado. Ese chantaje tiene nombre: carné de salud. Sin él, no se puede acceder a un empleo ni conservarlo. Y más macabro aún es que ni siquiera protege la salud.
Pero eso no es todo. El carné de salud impone además el cumplimiento del carné de vacunas, aun cuando en Uruguay rige el derecho al consentimiento previo e informado para cualquier tratamiento, incluida la vacunación. Es decir, te vacunan para someterte, no porque vos lo consientas.
El carné de salud es el carné de la ignominia: un requisito humillante que condiciona un derecho consitucional, impone tratamientos sin consentimiento y somete al ciudadano al control del Estado. Miles de trabajadores son discriminados, controlados y forzados a presentar un documento ilegal para poder ganarse la vida.
También se exige la presentación del carné de salud ante los centros educactivos, pero la ley general de educación vigente establece que la educación es un derecho humano fundamental y eso implica que no se puede condicionar a un requisito discriminatorio como ese.
Desde LSuy, ya en el gobierno anterior, presentamos un proyecto de ley para transformar esta obligación en un verdadero derecho a la protección de la salud, adaptado al tipo de trabajo y a la condición de cada persona. Pedimos audiencia en la comisión parlamentaria que debía tratarlo. Nunca nos recibieron. La casta política, que no se somete a las mismas reglas, prefirió ignorarlo. Y los sindicatos, atrapados en su propia agenda, guardaron silencio ante esta forma de coerción laboral.
En la actual legislatura, el Partido Identidad Soberana retomó la iniciativa, y el 18 de marzo la presentó ante la Comisión de Salud y Asistencia Social de la Cámara de Diputados, donde participa la Dra. Nicolle Salle. El proyecto está registrado en la web del parlamento aquí.
Pero aún no se trató.
Ante la pasividad del sistema, la diputada Salle presentó una denuncia ante la OIT, fundamentando la violación sistemática de derechos laborales y humanos que representa esta exigencia, existente sólo en Uruguay. Quizás sea necesaria la deshonra internacional para que, al fin, algo cambie. Ver la nota aquí.
Esta causa no es de un partido ni de un grupo: es de todos los que creemos en el derecho al trabajo, libre y sin condicionamientos.
Por eso te invitamos a sumarte a las más de 22.000 adhesiones de la campaña Uruguay SIN Carnés, para que el carné de salud deje de ser una herramienta de control y se convierta en lo que siempre debió ser: un derecho real a la protección de la salud.










