Vacunas MADE in URUGUAY?

El pasado 10 de agosto en la sala Maggiolo del edificio sede de la Universidad de la República (Udelar) fue presentado en conferencia de prensa el proyecto para la creación del Instituto Nacional de Vacunas (INV). El evento fue abierto por el rector Rodrigo Arim y la exposición estuvo a cargo del vicerrector Álvaro Mombrú. La versión grabada está disponible en YouTube.

Antecedentes

En Uruguay de los ’80 se producían vacunas. En la rendición de cuentas de 1986 aún se  invertía en la producción e investigación de vacunas (ley 15309). Pero un cambio de paradigma en su fabricación, requería la construcción de una nueva planta con instalaciones especiales. Uruguay decidió que ese costo no justificaba la producción nacional de vacunas. Las empresas multinacionales podían fabricar mucha más cantidad y a precios más bajos, relataba Alejandro Chabalgoity a El Observador. Desde entonces se importan.

Pandemia de oportunistas

En la Rendición de Cuentas del 2021, el Parlamento había asignado siete millones de pesos por única vez, con el objetivo de elaborar una propuesta de avance para la creación de un INV, abocado tanto a las vacunas de uso humano como veterinario. El 2021 no fue un año cualquiera. Fue el año de la vacunación masiva contra Covid-19, cuyas dosis hubo de obtenerse por contratos secretos contra los cuales hay en curso una iniciativa de reforma constitucional a la que adherimos desde LSuy. Evidentemente la producción nacional de vacunas rescataría la soberanía nacional en ese aspecto.

Mombrú destacó que esta no es una propuesta para la creación de un instituto universitario sino de un instituto nacional en el que la Universidad sería un socio más. El informe señala que “el instituto promoverá la interacción entre la academia y la industria”. Esto es un eufemismo para la academia gastará los dineros públicos en investigación y la industria se beneficiará de sus resultados. El proyecto define un modelo de negocio con cuatro fuentes de ingreso:

  • Ingresos asociados a la fabricación de vacunas.
  • Ingresos asociados a la fabricación de test diagnósticos.
  • Ingresos por la realización de controles de calidad.
  • Ingresos por venta de servicios de I+D.

Nos abocaremos ahora a comentar sólo el aspecto que da nombre al instituto: las vacunas.

Hechas acá

El proyecto apunta a producir vacunas tanto de uso humano como veterinario. Pero el informe se limita a analizar en profundidad sólo el mercado de las vacunas de uso humano y apenas describe superficialmente el de las de uso veterinario.

El informe reconoce que “Desafortunadamente al momento no se cuenta con información de la cantidad de dosis de vacunas importadas por Uruguay al año”. Y en base a esa carencia de información básica, propone la construcción de una planta para producir tres millones y medio de dosis de vacunas al año que supone le permitirá sustituir 100.000 dosis de las importadas, sin saber si son suficientes o no. Curiosamente, la capacidad de producción prevista, coincide con la población del país. Considerando que entre febrero de 2021 y febrero de 2023 se aplicaron nueve millones de dosis de vacunas contra COVID-19, resulta obvio que el país no sería capaz de autoabastecerse en otra situación similar.

El informe indica que el instituto “debería ser autosustentable, orientado a la exportación”. Según la OMS en 2021 (ver pág 21 fig.1) las vacunas que más se distribuyeron fueron la antigripal y la antipoliomielítica con un billón de dosis la primera y 0,9 de billón la segunda. Pero si el INV produjera los tres millones y medio de dosis al año para exportar, Uruguay jamás va a mover la aguja del mercado internacional. Considerar “gran escala” a la producción de vacunas prevista para el INV, es un insulto al sentido común.

Y si los tres millones y medio fueran vacunas destinadas al uso veterinario, serían completamente insuficientes a nivel local, dado que sólo el stock vacuno nacional se espera que cierre el 2023 con doce millones de cabezas.

Son sugestivas las citas a Gavi – La Alianza para la Vacunación. Comoel informe no la referencia explíctamente, hay que tener presente que es una alianza integrada por fundaciones supuestamente filantrópicas como la Bill & Melinda Gates, pero cuya actividad es definida como filantrocapitalismo, término que designa la estrategia de aplicar métodos y enfoques empresariales a la filantropía.

En el proyecto de la planta se considera el bioterio “a evaluar si se incorpora o si se tercerizará localmente o en el exterior.” En Uruguay existe la ley 18611 sobre utilización de animales en actividades de experimentación, docencia e investigación científica. Pero entonces surge la incógnita respecto a los patógenos con que se fabricarían las vacunas y se experimentarían en los animales en cautiverio. Es decir: si se obtendrían de los circulantes en la comunidad nacional o si en caso de producir para exportar vacunas contra enfermedades inexistentes en el país, deberán ser introducidos al país sus patógenos con destino el INV. El informe no considera esta situación ni la evaluación de riesgos correspondiente.

La frutilla de la torta

Habiendo fundido a Pluna, AFE, el BHU y hasta los casinos, mientras se buscan socios para la producción de cemento de Ancap, la potabilización del agua y otros ejemplos de notoria mala gestión empresarial del Estado, es altamente improbable el éxito de esta propuesta para crear una institución pública que compita nada más ni nada menos que con la industria farmacéutica, no sólo en el mercado nacional sino también en el internacional. Pero lo más sorprendente para nosotros son las conclusiones del informe presentadas en la conferencia de prensa: “El estudio concluyó que además de la producción a gran escala de vacunas, el Instituto debe abocarse a la producción nacional de medicamentos biológicos ya que la infraestructura requerida es similar en ambos casos.” Al analizar en detalle el informe, encontramos que las fracciones de sangre representaron el55% de las exportaciones de productos biofarmacéuticos en el período 2015-2019. El INV competiría en ese rubro con empresas extranjeras, principalmente argentinas, que abastecen a la región desde Uruguay (Uruguay XXI, 2019) y que representan más del 80% de esas exportaciones. Ver la tabla 32 en la página 64 del informe:

Resulta entonces que el 55% de las exportaciones de productos biofarmacéuticos que produce el sector privado consiste en fracciones de sangre cuya materia prima obtiene gratuitamente gracias a las permanentes campañas de donaciones disfrazadas de solidaridad.

A pesar de las continuas convocatorias para donar sangre invocando supuesta escasez para cubrir la necesidad local, la exportación de fracciones de sangre representa más de la mitad de la exportación de productos biofarmacéuticos. Surgen dos preguntas:

  1. El informe no presenta un análisis de necesidades nacionales de sangre y sus fracciones. De modo que se desconoce si la escasez nacional se debe a que se exporta en exceso.
  2. Si el INV se sumará a la exportación de fracciones de sangre hasta superar lo que se exporta actualmente, ¿la obtención de su materia prima continuará basada en la publicidad engañosa de campañas de supuesta solidaridad?

Hay un apartado sobre “Seguridad sanitaria” en el que se describe el rol de los organismos multilaterales y especialmente se menciona la Agenda de Salud Sostenible para las Américas (ASSA) 2018-2030 como respuesta del sector de la salud a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Se plantea  “Promover única y exclusivamente la donación voluntaria de sangre no remunerada y repetitiva, y desalentar la donación remunerada y familiar o de reposición, excepto cuando esté protegida por el sistema regulatorio” (ver pág.30). Es claro que las campañas para obtener sangre gratis de los donantes serán más frecuentes. ¿Cómo se relaciona eso con el foco del INV en la producción de vacunas?

¡Bingo!

Nuevamente en la pista de los oscuros y ocultos caminos de la exportación de sangre uruguaya.

2 comentarios sobre “Vacunas MADE in URUGUAY?”

  1. Excelente informe. Muchas gracias Libertad Sanitaria por estar siempre trabajando de manera seria, objetiva y silenciosa.

  2. En mi vida tuve como siete intervenciones quirúrgicas, dónde en todas, se me pidió donantes de sangre, creo que sólo en una, que fue un injerto, me pasaron sangre, o sea que a cuánta gente le exigen, cómo a las embarazadas para el parto, y que destino se les da a dichas donaciones? Mejor ni preguntemos, ha corrido mucha agua, bajo el puente, parece…

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