Vacunas fraudulentas

¿Por qué hay que controlar las vacunas que importa Uruguay? Perogrullo ya sabía la respuesta: ¡para que no nos metan gato por liebre! O como diría Juan Pueblo: ¡para que no nos agarren de giles! Pero esto que puede sonar chabacano es lo que ya ha sucedido.

En 1976 se anunció en Estados Unidos que habría un brote de una nueva gripe: la porcina. Se convocó a la población a vacunarse contra esa gripe. Los ensayos con la vacuna habían sido exitosos. Pero algo falló: cuando se empezó a aplicar masivamente la vacuna, explotaron los casos de afectados por un efecto adverso neurológico: el Síndrome de Guillain-Barré.

¿Qué fue lo que sucedió? La respuesta surge del siguiente segmento de video, de apenas algo más de un minuto. Fue extraído de una entrevista (disponible en YouTube) realizada a quien era el director del CDC, David Sensor, cuando la vacuna había sido aprobada y distribuída, pero luego de renunciar a la autoridad reguladora pasó a la industria privada (práctica conocida como «puerta giratoria«):

Lo que este video deja en evidencia es que la fórmula de la vacuna que se produjo y se distribuyó, no era la misma que la de la vacuna que se había ensayado y aprobado. La fórmula de la vacuna distribuída ni siquiera habría sido ensayada.

Nuestra legislación ya tiene previsto esto desde 1934 cuando la ley dispuso que el Ministerio de Salud Pública (MSP) tiene la obligación de controlar la PREPARACIÓN de las vacunas (ley 9202 art.2 inc. 5). Está dicho así porque Uruguay en ese entonces producía las vacunas. En la actualidad, que ya no lo hace y se importan, debería controlar cada lote de vacuna arribado al país para constatar que su contenido coincida con la fórmula autorizada. Este es un trámite por el que todo fabricante o importador de medicamentos registra su producto ante la Comisión para el Control de Calidad de Medicamentos (CCCM) previo a obtener la autorización del MSP.

Pero eso no ocurre con las vacunas. Luego de autorizada una vacuna, el MSP no controla ningún lote arribado a Uruguay, como ha reconocido públicamente. Desconoce si son vacunas originales o placebos o cualquier otra cosa. Las «vacunas» llegan al país y van derecho al brazo del receptor.

En cambio las vacunas para uso veterinario son cuidadosamente controladas por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, como es de público conocimiento. La vacuna contra la gripe aviar que se aplica a las aves en Uruguay, tienen el control de calidad que la antigripal de uso humano carece.

Y peor aún, cualquier otro producto es controlado rigurosamente por seguridad del consumidor y para penalizar el contrabando.

Los dos amparos promovidos en la última feria judicial, derivaron en dos sentencias que, lejos de focalizar en el debate acerca de las fórmulas de las vacunas anticovid, obligaban al MSP a cumplir la ley que lo mandata controlar el contenido de los viales de cada lote de vacunas arribadas al país. Pero un tribunal de apelaciones revocó ambas sentencias y se convirtió en cómplice del MSP por la omisión de su obligación legal. Y condenó a los ciudadanos a exponerse al riesgo de vacunas sin control.

Mientras el MSP no cumpla con lo que le mandata la ley, no hay garantías para los ciudadanos. Y quienes adhieren a la vacunación, sienten desconfianza y se encuentran en la necesidad de rechazar todas las vacunas distribuídas en Uruguay por carecer del control de calidad. Eso claramente vulnera su derecho a la protección a su salud.